Son tiempos extraños para la vida y muy extraños en especial para las que nos dedicamos a tratar directamente con las personas, el confinamiento por coronavirus nos obliga a renunciar al encuentro cara a cara, cuerpo a cuerpo, con otros, en grupo, en círculo, con escenas donde coexistimos en el aquí y ahora, a la corporalidad como medio de comunicación tal vez privilegiado para nuestro método y para nuestro enfoque orientado por el Psicodrama.
Incluso frente a la pérdida se requiere la renuncia.
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