
«El otro es el instrumento que obedece la voz, regula, reparte y distribuye, y es, al mismo tiempo, la cálida atmósfera difusa que nos envuelve». (Jean Paul Sarte en el libro «Saint Genet, comediante y mártir).
Te voy a hacer una propuesta. Mirar hacia adentro, hacia tus emociones más íntimas, pon atención en tus brazos e imagina que entre ellos vas a acoger a un recién nacido, ubícate en una posición cómoda, la que te salga, contempla el círculo que se forma entre tus brazos y explora las emociones que te vienen. Recuerda, estás por recibir un bebé recién nacido, delicado, blandito, calentito, céntrate en Esa emoción y trata de retener ese sentimiento sea cual sea… Sitúa tu emoción entre tus brazos, quédate con ella, porque es ése y no otra, es lugar que representa el origen de la humanidad. La circunferencia de tus brazos en este momento conforma el primer territorio del Ser humano. Locus y Matriz se funden en un primer momento. Podríamos decir que en cierto modo la ontología del Ser es un problema geográfico, el otro es un territorio agujereado, el lugar de un vacío donde todo es posible.






